Si hay un buen momento para retomar este blog, ese creo que es este. Escribo desde Londres. Si agosto es el mes en el que todo parece que se paraliza, se olvida, y se ve desde la lejania, yo he decidido hacer esa lejania fisica tambien. Y es desde la lejania cuando uno se da cuenta del valor autentico de las cosas. No me refiero al topico de lo bien que vivimos en España, pues hay que ser muy ingenuo para pensar que al resto del mundo ni le gusta ni sabe vivir bien, mas bien me refiero a saber relativizar, poner las cosas en perspectiva y darse cuenta de que es lo que verdaderamente echamos en falta y lo que no. A veces son pequeñas cosas, otras veces (las mas) son personas. Personas que siempre han estado contigo o personas que casi acabas de conocer pero te marcan lo suficiente para que su ausencia se note de una forma raramente explicable.
Desde Londres escribo en medio del bullicio. En medio de una ciudad viva como pocas, que ofrece aquello que le pidas y en la que se puede ser mas que feliz, sobre todo porque es facil disfrutar de lo espectacular de esta ciudad, tapando con su brillo las ausencias. El unico problema viene cuando se apagan las luces.
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