Podemos tener todos claro eso de que el fin no justifica los medios. Igual todos no, pero como decíamos en el anterior post, el tiempo demuestra que lo mal hecho mal resulta, aunque el fin sea quitar del poder sanguinarios dictadores de países petroleros. Cierto es que en este caso, como en tantos otros, la finalidad libertadora no pasa de mera patraña.
Bueno, si todos (o casi todos) tenemos claro que el fin no justifica los medios, podemos plantearnos también si realmente el fin real es verdaderamente importante. Vivimos días de maratones televisivos y apadrinamientos en masa, de preocuparnos por asuntos que obviamos durante todo el año pero que salen a la luz bajo la necesidad de la auto satisfacción. Ante esto podemos plantearnos la falsedad o hipocresía de esas conciencias sociales estacionales. Pero también podemos plantearnos las consecuencias de esas actuaciones egoístas al fin y al cabo. Ahí esta la paradoja. Las mejores acciones que realizamos hoy en día son movidas sólo por el egoísmo, por los intereses particulares. ¿Dejan por ello de ser positivas?.
Estas oscuras intenciones que se enmascaran bajo buenas acciones nos llevan al recelo. Pienso ahora en el ex-vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore. A ninguno se nos escapa la parte hipócrita de su discurso ecologista, su enriquecimiento gracias a convertirse en el gran gurú verde. Pero tampoco podemos obviar algo que es innegable: ha conseguido situar un problema real en primera línea de la política mundial. Seguramente sus principales motivaciones no sean salvaguardar el mundo de una agónica muerte, seguramente usa un todoterreno que expulsa tanto CO2 como 10 turismos, seguramente ha ganado millones de dólares en conferencias y ventas de libros. Pero las consecuencias de esas oscuras intenciones son indudablemente positivas. Por eso debemos preguntarnos si las razones importan. En mi opinión sí son importantes, al menos, mientras no consigamos tener una conciencia navideña los 365 días del año.
2 comentarios:
Sinceramente creo que las razones sí que siguen teniendo su importancia. Si empezamos a taparnos la nariz con todo lo que nos huele mal, acabaremos por perder el olfato.
Planteas una cuestión muy filosófica y muy abierta al debate. Creo que en la mlayoría de las iniciativas que pone en marcha el ser humano, aunque sólo sea un 0,1%, hay egoismo. La pesona, implícita y explicitamente, incluye su ser en sus razonamientos.
Yo entraría a debatir primero si Al Gore, por seguir el ejemplo que pones, realiza esta iniciativa con el objetivo de beneficiar a los ciudadanos. ¿Cuál es el fin que persigue? Mi opinión, es que tuvo una idea y al ponerla en común ha funcionado, es oportuna, le da dinero y además beneficia a los ciudadanos. Y todos tan contentos. Sí, es un acción positiva, aunque no altruista.
Publicar un comentario